Con ganas de explorar Europa y encontrar una ciudad que pudiéramos conocer bien en pocos días, decidimos aprovechar un puente largo para visitar Ámsterdam. La ciudad, famosa por sus canales y sus incontables bicicletas, nos recibió con su vibrante energía y su encanto único.
Durante esos 4 días, no paramos de explorar. Aunque el clima fue caprichoso y la lluvia nos sorprendió bastantes veces, no dejamos que eso frenara nuestras ganas de descubrir cada rincón. Tuvimos que esquivar muchas bicicletas mientras paseábamos, pero eso solo sumó a la experiencia local. Al final del viaje, acabamos enamorados de Ámsterdam.
Espero que nuestra aventura en esta maravillosa ciudad os inspire a visitarla y os haga enamoraros de ella como nosotros lo hicimos.
Esquina del río Amstel con el canal Herengracht
Para aprovechar al máximo nuestro viaje, llegamos a Ámsterdam la noche anterior, lo que nos permitió madrugar y empezar el día bien temprano. Nuestra primera parada fue la majestuosa Estación Central de Ámsterdam, cuya impresionante fachada nos dejó sin palabras. Allí nos reunimos con un grupo para hacer un free tour, perfecto para descubrir la historia y curiosidades de la ciudad desde el principio.
El recorrido comenzó atravesando la vibrante avenida de Damrak, hasta llegar a la famosa Plaza Dam, en pleno corazón de la ciudad. Desde ahí, nos adentramos en los encantadores canales del este de Ámsterdam, mientras nuestro guía compartía historias fascinantes, como el porqué de las zanahorias naranjas o la intrigante historia del Barrio Rojo.
Este tour es absolutamente recomendable. No solo te proporciona un contexto histórico, sino que también te ayuda a disfrutar y comprender mejor todo lo que ves durante el resto de tu visita. Además, el guía te dará excelentes recomendaciones sobre dónde comer o tomar algo, perfectas para explorar la gastronomía local.
El tour acabó en el Mercado de las Flores, donde disfrutamos dando un paseo entre los puestos sobre los canales y entrando a probar queso en las tiendas que había en la calle.
Recomendación: Nosotros fuimos en octubre, cuando no era temporada de tulipanes, así que no tuvimos la suerte de tener esa postal tan bonita de las flores coloridas en los puestos. Si vais entre abril y mayo sí que conseguiréis verlos.
Seguimos paseando de camino a Vleminckx, uno de los locales más icónicos de patatas fritas de la ciudad. Tienen multitud de salsas entre las que elegir y los conos suelen ser bastante abundantes. A mí me encantaron y creo que vale bastante la pena pararse y comprar un cono de patatas allí.
Y como habíamos abierto el apetito, aprovechamos para comer un Stroopwafel en una tienda cercana. Seguimos paseando hasta Waterlooplein Market, un mercadillo local que montan en la plaza de Waterlooplein y que en muchos sitios habíamos leído que era bastante grande y con encanto. Pero había estado lloviendo bastante y cuando llegamos muchos puestos ya los habían recogido.
Durante el tour hubo una calle que nos gustó especialmente por el encanto que tenían sus casas y canales: Raamgracht. Volvimos para hacer fotos y disfrutarla un rato más, antes de volver hacia la plaza Dam, donde buscamos el bar Rob Wigboldus Fishmonger para probar su famosísimo bocadillo de arenques, que no nos gustó mucho, pero había que probarlo.
Canal Singel con el Mercado de las Flores al fondo
The Bulldog coffeeshop
Descansamos un rato hasta que la lluvia amainó un poco y nos dirigimos al Barrio Rojo. Nuestra primera parada fue la plaza de la Oude Kerk y los puentes que la rodean y que cuando fuimos, estaban adornados con multitud de flores de todo tipo.
Recomendación: El Barrio Rojo es completamente distinto por el día y por la noche. Si tenéis la oportunidad, visitadlo en ambos momentos para apreciar y disfrutar del contraste.
Fuimos caminando por los canales sin ningún destino en concreto. Tal y como comentamos en el artículo de "Los 8 planes que más nos gustaron de Ámsterdam", lo que más vas a disfrutar de la ciudad es simplemente pasear. Y nuestros pasos nos llevaron por Chinatown, bastante pequeño en comparación con otras ciudades. Entramos en la tienda de Tony's Chocolonely, una chocolatería famosa y con mucho encanto en la que puedes fabricar y customizar tu propia tableta de chocolate.
Después de explorar el centro, nos dirigimos a uno de los lugares más emblemáticos de Ámsterdam: las Dancing Houses. Estas casas inclinadas a orillas del canal forman una de las postales más icónicas de la ciudad, y verlas en persona fue tan impresionante como lo habíamos imaginado.
Luego, caminamos hacia Binnenstad, donde habíamos reservado un paseo en barco por los canales, una experiencia que no puede faltar en tu visita a Ámsterdam. Desde el agua, la ciudad se revela de una manera completamente distinta. Navegar por sus canales es descubrir su magia desde otra perspectiva, con una mezcla de tranquilidad y belleza difícil de describir.
El tour en barco nos encantó, y sin duda, es algo que recomendamos hacer. Con cada giro, los puentes, las casas flotantes y la arquitectura te cuentan una historia. Es una experiencia que te hace enamorarte aún más de Ámsterdam.
Después de algo más de una hora en el barco, nos bajamos cerca de la plaza Dam y caminamos por Spuistraat hasta la estatua de Lieverdje, que se encuentra en una pintoresca plaza rodeada de cafeterías encantadoras y un ambiente muy acogedor.
Cuando anocheció, decidimos adentrarnos por el barrio de Nine Streets, que acabaría siendo mi zona favorita de toda la ciudad. Grandes canales, multitud de negocios que venden o exponen arte y unos cruces y puentes muy fotogénicos.
Acabamos el día cenando en nuestro restaurante favorito de toda la ciudad: El restaurante Zwaantje. Nos encantó no sólo por su ambiente cálido y acogedor, sino también por su guiso de ternera, que fue el mejor plato que comimos en todo el viaje.
Chocolatería Tony's
Cruce de canales al final del Barrio Rojo
Amanecimos bastante pronto para disfrutar del Museo Van Gogh, uno de mis planes favoritos del viaje.
Recomendación: Reservad con antelación en la página oficial, que las entradas se acaban bastante rápido. Y coged audioguía para disfrutar al completo de la experiencia.
Durante las más de dos horas que estuvimos paseando por sus tres plantas, tuvimos tiempo de disfrutar de obras icónicas como Los girasoles o el Dormitorio en Arlés y conocer algunas obras no tan famosas, a la vez que aprendimos curiosidades sobre su vida y obra. Si vienes a la ciudad me parece muy importante explorar el museo y descubrir a uno de los pintores más famosos de Países Bajos y del mundo entero.
Los principales museos de Ámsterdam se encuentran en la plaza de los museos (de ahí su nombre). Así que cuando salimos, estuvimos explorándola y descubriendo algunos de sus rincones más bonitos, como un pequeño invernadero y el jardín y las fuentes que lo rodean, a los pies del Rijksmuseum.
Autorretrato de Van Gogh
De camino a la comida pasamos por el mercadillo de Albert Cuyp. Habíamos leído que era otro de los mercadillos más grandes, locales e icónicos de la ciudad y quisimos conocerlo antes de que empezara a llover. Y la verdad es que fue muy buena idea. Con multitud de pequeños puestos de todo tipo, puedes estar todo el tiempo del mundo parándote y viendo las postales, cuadros, comidas y dulces que exhiben en cada uno de ellos.
Un plan que no puede faltar si visitas Ámsterdam es un paseo en bicicleta, es la mejor manera de sentirte como un local. Así que nuestra siguiente aventura fue alquilar una bici para explorar la ciudad. Aunque recorrer los canales en bici es una experiencia divertida, también puede ser un poco caótica por la cantidad de personas y ciclistas que cruzan en todas direcciones. Por eso, decidimos alejarnos del bullicio y buscar una ruta que combinara ciudad y naturaleza, y fue la mejor decisión.
Nos dirigimos hacia el sur de Ámsterdam, dejando atrás el caos del centro. Pedaleamos por tranquilos caminos junto al río Ámstel, rodeados de verdes prados llenos de vacas, hasta llegar al encantador molino De Riekermolen. El contraste entre la vibrante ciudad y la paz del campo fue espectacular.
A pesar de que la lluvia nos sorprendió y terminamos empapados, fue una de las experiencias más memorables del viaje. Explorar Ámsterdam en bici, desde sus calles llenas de vida hasta sus paisajes rurales, es una aventura que no te puedes perder.
Recomendación: Hay multitud de sitios de alquiler de bicis por toda la ciudad. Nosotros escogimos A-bike por sus precios y buena localización y la experiencia fue muy buena. Eso sí, recordad pedir que os den una bici con los frenos en el manillar. Allí lo normal es que se frene pedaleando hacia atrás y si no estás acostumbrado, puede ser complicado.
Cruce de canales al sur de la ciudad
Todavía nos quedaban un par de actividades más en el planning del día, así que devolvimos las bicis y dimos un paseo desde Vondelpark hasta Oosterpark pasando por canales muy pintorescos. El día clareó y conseguimos uno de los atardeceres más bonitos de todo el viaje.
Hicimos parada en un restaurante vegano y nos dirigimos al último punto del día, muy conocido entre locales pero no tanto entre turistas: la fábrica de cervezas de Brouwerij 't IJ. Se trata de un antiguo molino con mucho encanto en cuya base se encuentra un bar de cervezas neerlandesas, donde podrás probar multitud de sabores y disfrutar de un ambiente local y cálido. También organizan visitas guidas por la fábrica de cerveza artesana que hay en el interior del molino, pero hay que reservarlas con tiempo, que se agotan rápido.
Calles de Edam
En un viaje a Ámsterdam no puede faltar explorar los alrededores de la ciudad para conocer lugares llenos de encanto como Edam, Volendam, Marken o Zaanse Schans.
Si bien es una excursión que puedes organizar por tu cuenta, algunos puntos no están conectados entre sí y hacerlo en transporte público puede ser algo complicado y se invertiría mucho tiempo en transporte. Por eso nosotros decidimos contratar este tour guiado. Aunque no puedes estar en cada lugar todo lo que querrías, te cuentan curiosidades y te llevan de un punto a otro, incluyendo una visita a una fábrica de quesos, donde no paramos de probar los distintos tipos. Si quieres aprovechar bien el día, sin duda la recomendamos.
Nuestra primera parada fue Edam, una pequeña ciudad famosa por el queso al que le da nombre, por sus estrechas calles custodiadas por casas de ladrillos y por sus pintorescos y pequeños canales. Una parada imprescindible que de una u otra forma recomendamos conocer si vienes a Ámsterdam.
La segunda parada fue Volendam, una ciudad situada a orillas del lago Markermeer. Su encanto reside en su ambiente pesquero, el olor a salitre o las gaviotas que te sobrevuelan continuamente. También el dique y el puerto son espectaculares, aunque lo que más nos gustó fue pasear por el laberinto de Volendam, el centro histórico de la ciudad, compuesto por estrechas y sinuosas calles y multitud de pequeñas casas, completamente desordenadas. Cuando comiences a andar es posible que entres en callejones sin salida o que des varias vueltas al mismo edificio sin darte cuenta. Pero para mí ese es el verdadero encanto de la ciudad.
La tercera parada de la excursión fue Marken, una pequeña localidad a la que se accede conduciendo sobre un dique. El pequeño puerto es bastante pintoresco, aunque ten cuidado porque el viento sopla bastante fuerte. Lo que más nos gustó fue pasear por sus amplias calles y disfrutar de las casas de madera. Y entre los canales que las rodean, además de abundante vegetación, verás multitud de patos y cisnes.
El siguiente punto que visitamos fue la fábrica de quesos de Henri Willig, una de las más importantes de todo el país. Nos enseñaron el proceso de fabricación y luego había una pequeña cata donde no paré de probar los distintos tipos de queso que tenían. Iban desde quesos ahumados hasta trufados, pasando por algunos que tenían todo tipo de hierbas aromáticas. Ya os aviso de que si sois amantes del queso como yo, no querréis salir de allí.
Laberinto de casas en Volendam
Fábrica de quesos cerca de Marken
La última parada del tour fue Zaanse Schans, un pequeño pueblo formado por multitud de molinos, casas de madera, tiendas de todo tipo y talleres de zuecos. La gran mayoría de estos elementos fueron traídos a esta localización para formar un museo al aire libre para recrear lo que era un pueblo tradicional neerlandés. No sabría decir si fue la parada que más me gustó de toda la excursión, pero sí que puedo afirmar que aquí puedes dedicar muchísimo tiempo. No sólo paseando entre los molinos, que son el principal atractivo y un punto muy fotogénico, también visitando los talleres de zfuecos o explorando las calles con las antiguas casas de madera. Sin duda fue el punto más icónico de todo el tour.
Nada más volver a Ámsterdam, cogimos el ferry gratuito para dirigirnos a A'DAM Lookout, un mirador que se encuentra en un rascacielos a la orilla del canal y desde el que tienes una de las postales más bonitas y diferentes de toda la ciudad. La panorámica merece mucho la pena y pasamos horas intentando localizar los distintos puntos que habíamos estado descubriendo los días de antes. El atardecer que vimos desde allí fue increíble. Además de ofrecer unas maravillosas vistas, en la terraza podrás montarte en el columpio más alto de toda Europa. Para mí fue una experiencia bastante sobrecogedora, sobre todo cuando estás pendulando y debajo de tus pies sólo ves el vacío. Eso sí, desde fuera parece más peligroso de lo que realmente es cuando te montas.
Molinos de viento en Zaanse Schans
Columpio al vacío en A'DAM Lookout
En el interior del rascacielos también puedes encontrar un restaurante de lujo, una discoteca y multitud de experiencias, como la de dar un paseo virtual por toda la ciudad. Esto último lo probamos y la verdad es que salimos bastante mareados.
Ya era noche cerrada cuando cogimos dos ferrys para dirigirnos a Pllek, un restaurante bastante conocido entre los locales, especialmente entre la gente joven, que se encuentra frente al canal y con un acceso bastante peculiar, a través de contenedores de mercancías. La comida estaba muy rica, pero lo más encantador fue sin duda el ambiente cálido y moderno del sitio.
Otro de los atractivos del lugar en sin duda la localización. De fácil acceso gracias a los ferrys, tienes a menos de cinco minutos caminando una de las postales más famosas de la ciudad: El mural de Ana Frank, una impresionante imagen con su cara en la pared del NDSM. La verdad es que llegamos de casualidad y nos encantó descubrirlo. Es bastante sobrecogedor, así que si tienes oportunidad, no dudes en visitarlo.
Aunque ya era bastante tarde, no podíamos irnos sin ver cómo es el Barrio Rojo por la noche. Nos sorprendió ver la inmensa cantidad de gente que había por todos lados, los neones rojos y el ambiente vibrante de los cafés y locales. Nada que ver con el barrio tranquilo que es durante el día.
Teníamos muchos planes para nuestro último día en Ámsterdam, así que madrugamos bastante para poder pasear con las primeras luces de la mañana por los canales principales que atraviesan Nine Streets.
Estando todo en calma y prácticamente sin gente ni bicis, pudimos pararnos en los rincones que más nos gustaron para hacer fotos.
Estuvimos paseando por Jordaan, un barrio de moda en la ciudad por su ambiente artístico y bohemio. Con multitud de cafeterías encantadoras, no pudimos resistirnos a parar a por un café y un dulce.
Recomendamos encarecidamente que te reserves un ratito del viaje para perderte por sus calles y empaparte de ese ambiente único, mezcla entre lo antiguo y lo nuevo y explorar sus canales y las fachadas de sus históricas casas.
Nuestra siguiente parada fue la Casa de Ana Frank, el antiguo escondite donde ella y su familia vivieron durante la Segunda Guerra Mundial para escapar de la persecución nazi. Este lugar es más que un museo, es un testimonio conmovedor de la historia y el sufrimiento de millones de personas.
Canal de Keizersgracht
Recorrer las habitaciones estrechas, leer los fragmentos de su diario y conocer en profundidad la angustia y el miedo que vivieron es una experiencia profundamente emocional. Te envuelve una sensación de respeto y tristeza al comprender lo que esta joven y su familia soportaron, y cómo terminó su historia. Es imposible salir de allí indiferente.
Esta visita es, sin duda, uno de los imprescindibles de Ámsterdam. No solo te conecta con la historia, sino que te invita a reflexionar sobre el valor de la libertad y la importancia de la memoria.
Recomendación: Reserva las entradas lo más pronto posible. Nosotros las sacamos aquí. El aforo está muy controlado y se agotan bastante rápido. Y si quieres disfrutar al máximo de la experiencia, te recomiendo que antes leas un poco sobre la historia de Ana Frank y su familia. Nosotros lo hicimos y nos ayudó a entender mucho mejor lo que veíamos y a sentir aún más la experiencia.
Cuando salimos el hambre apretaba, así que hicimos parada para comer en Café Sonneveld, uno de los restaurantes más recomendados de la ciudad, en el que probamos los típicos bitterballen y un tamppot riquísimo.
Cruce de calles frente a la Estación Central
Casa de Ana Frank
Como era domingo, visitamos el Art Amsterdam Spui, un mercadillo de arte con mucho encanto que se encuentra en la Plaza de Spui, cerca del beaterio de Begijnhof, que fue nuestra siguiente parada del día. He de admitir que no esperaba mucho de este sitio, pero se acabó convirtiendo en uno de los lugares que más me gustó de toda la ciudad. Se trata de un patio interior histórico, rodeado por una pequeña iglesia y multitud de pequeñas casas pintorescas y que supone un oasis de tranquilidad frente al bullicio de las calles circundantes. Un lugar con mucha historia, muy bien ubicado y que no puedes perderte.
Y justo al lado se encuentra la tienda Van Stapele con unas de las galletas más famosas de Ámsterdam. Cuando visites la Plaza Spui localizarás fácilmente la tienda porque verás a su alrededor una inmensa cola de gente esperando durante más de dos horas su turno para comprar. Y la verdad es que las galletas lo merecen. A nosotros nos encantaron y no dudamos en recomendarlas a toda la gente que visita Ámsterdam.
Nota: Desde julio 2024 ya no se puede hacer reserva online en su página web. Así que si queréis probar las galletas, habrá que esperar cola.
Beaterio de Begijnhof
Vondelpark
Nota: Cuando visitamos Ámsterdam en octubre 2023, Van Stapele estaba en la Plaza Spui. Actualmente han cambiado su ubicación cerca de la Plaza Dam.
Después de comprar las galletas, nos dirigimos al Mercado de las Flores para comprar algunos souvenirs.
Nuestra última parada del viaje fue Vondelpark, uno de los parques más famosos y concurridos de la ciudad, donde puedes dar una vuelta en bici, pasear o simplemente disfrutar de sus lagos y sus zonas verdes. Hay varias terrazas donde tomar algo aunque también es típico que la gente vaya con su propia comida para hacer un picnic. Nosotros aprovechamos nuestra última tarde en la ciudad para explorar el parque y descubrir sus rincones más encantadores.