Plaza do Comercio
Lisboa es la ciudad perfecta para desconectar en un fin de semana. Sus impresionantes panorámicas desde los miradores, el icónico tranvía recorriendo sus encantadoras calles y plazas llenas de vida, junto con su rica y variada historia, te ofrecen una experiencia que no querrás perderte. Cada rincón de esta vibrante capital tiene algo especial que descubrir.
Nosotros decidimos extender nuestro viaje un poco más para explorar la cercana Sintra, con sus majestuosos palacios, castillos y un parque natural que te dejará sin aliento. Si estás pensando en visitar la capital portuguesa, ¡no lo dudes! Espero que nuestro diario de viaje te inspire y te ayude a planificar tu próxima aventura.
Para aprovechar al máximo los días, comenzamos nuestro viaje por la tarde. Así podíamos disfrutar de un paseo por la ciudad y descubrir el ambiente nocturno de Lisboa.
Recomendación: Aplicaciones como Uber y Bolt son significativamente más baratos en Lisboa que en otras ciudades. De hecho, si quieres hacer un trayecto largo como ir a Belém o ir al aeropuerto, chequéalas antes. Si sois dos o más personas probablemente sea más rápido y barato que el transporte público. 1
Nada más llegar al hotel y dejar las cosas estuvimos recorriendo la Rua da Boavista, la Rua Dom Luis I y la Green street y disfrutando del atardecer y del ambiente nocturno de la ciudad, con pequeñas terrazas llenas de gente y calles pintorescamente decoradas.
Cenamos en uno de los restaurantes que más recomendamos de la ciudad: O Tachados. Comida local y a mi buen precio, donde podrás, según mi opinión, comer el mejor bacalhau a brás de toda Lisboa.
Green Street
bacalhau a brás
Pasteles de Nata de Manteigaria
La mejor manera de empezar el día era desayunando el postre más típico de la ciudad: Los pasteles de nata. Queríamos ir probando distintos sitios para encontrar el mejor. Ese día tocó Manteigaria, con varios locales en toda la ciudad. Y nos encantó.
Los pasteles están recién hechos y podrás ver en el mismo local cómo los preparan.
Recomendación: Si vas temprano, entre las 8:30 y las 9, que es cuando abren, disfrutarás más de los pasteles, que estarán recién hechos y habrá mucha menos gente.
Nuestra siguiente parada fue la plaza de Luis Camões, en honor al antiguo dramaturgo. Y fuimos explorando Chiado hasta llegar a la Rua Augusta. Desde allí seguimos paseando por la Plaza de Pedro IV hasta la Plaza de los Restauradores, desde comenzaría un free tour muy recomendable para conocer la historia de la ciudad y sus puntos más interesantes.
Comenzamos el tour delante de la estación de tren, claro ejemplo de la arquitectura manuelina, es decir, con muchos símbolos marítimos, como conchas, sogas, nudos o esferas armilares. Allí conoceríamos la historia de Sebastián I, el rey desaparecido de Portugal. Sobre esta y otras historias hablo en el siguiente artículo.
Desde la estación nos dirigiremos a la Iglesia de Santo Domingo. Un edificio cuyo exterior no llama tanto la atención pero que tiene un interior que no deja indiferente a nadie. Está prácticamente calcinada y se pueden ver muchas piedras y figuras que parecen estar derretidas, consecuencia de los terremotos e incendios que sufrió la ciudad y después de los cuales sólo se restauró a medias. Frente a esta iglesia tuvo lugar un genocidio que marcaría la historia de Portugal y Europa y que, según la tradición, haría que la iglesia estuviese maldita. Si quieres saber más sobre esta historia, la comente en este artículo.
De ahí nos dirigimos a la Plaza da Figueria, con unas impresionantes vistas del Castillo de San Jorge y que fue construida después de los terremotos que asolaron la ciudad para resguardarse de los edificios en caso de que volviese a haber otro.
El paseo siguió por la Plaza de Rossio y la Rua Augusta, con una increíble vista del Arco de la Rua Augusta de fondo, hasta llegar a la estructura metálica del elevador de Santa Justa, un ascensor que lleva a uno de los mejores miradores de la ciudad.
Recomendación: Al mirador se puede acceder gratis simplemente subiendo la calle. Lo que tiene un costo es coger el elevador. Teniendo en cuenta el elevado precio y las largas colas que se forman, es mejor subir caminando y tener más tiempo para disfrutar de las vistas.
Iglesia de Santo Domingo
Rua Augusta
Cerca del elevador de San Justa podrás ver uno de los muchos rincones de la ciudad que tienen algún grafitti o escultura de arte contemporáneo, llenos de simbolismos y que le dan a la ciudad más vida.
Exploramos la zona de Chiado y subimos hasta la Plaza del Carmen. Allí descubrimos la Iglesia del Carmen, una de las más icónicas de la ciudad ya que después del terremoto que asoló la ciudad, se reconstruyó sin techo, como manera de recordar todo lo vivido. Al lado de la Iglesia caminamos hasta llegar al mirador de Santa Justa, con unas increíbles vista de la zona Baixa.
La plaza del Carmen también es un rincón lleno de historia, famosa por ser un punto clave de la Revolución de los Claveles.
Desde allí subimos por la calle azul hasta la plaza Trindade Coelho, que marca la separación de Chiado con el barrio Alto.
Nos adentramos en las calles del Barrio Alto, mucho más tranquilo de día que de noche y muy frecuentado por jóvenes y especialmente estudiantes. Paseamos por sus estrechas calles, con sus fachadas llenas de azulejos y la ropa colgada en las ventanas.
El paseo nos llevará de vuelta a la plaza de Luis Camões, donde nos contarán la historia de este poeta, así como la de Fernando Pessoa, uno de los escritores más importantes de Portugal. Bajamos por la Rua Garrett hasta un punto icónico y no muy conocido: La librería operativa más antigua de todo el mundo. En su entrada podrás ver la placa que corrobora el récord Guinness.
Elevador de Santa Justa
Plaza O Cauteleiro
Finalmente bajamos por la Rua Nova do Almada hasta llegar a uno de los puntos más icónicos de la ciudad: La Plaza del Comercio. Aprovechamos para recorrerla, disfrutando de unas increíbles vistas del Arco de la Rua Augusta y de la estatua de Jose I.
Aunque lo mejor de la plaza fue poder descansar a orillas del estuario del Tajo mientras sonaba música de fondo de locales que van allí a tocar la guitarra. Desde el río se pueden disfrutar unas vistas increíbles del Cristo Rey y el Puente 25 de Abril.
Hicimos parada para comer en Cervejaria Paço Real, un bar local donde pudimos disfrutar de una lubina y un bacalau a la brasa especialmente deliciosos. Si estás cerca de la Palza de Comercio es un buen lugar para comer.
Después de descansar, subimos primero por la Plaza de los Restauradores y luego por la Avenida de la Libertad hasta el el Parque Eduardo VII. Un paseo bastante extenso que te permite disfrutar de los contrastes de la ciudad, desde la zona más histórica y céntrica hasta los barrios más europeos. Además a lo largo del paseo hay multitud de parques y árboles que hacen que no sea dura la caminata. Y a lo largo de la avenida encontramos multitud de pequeños puestos en los que vendían desde ropa y complementos hasta pequeños souvenirs.
Una vez que subimos al mirador del Parque Eduardo VII, tuvimos una panorámica bastante original de la ciudad, con el estuario del Tajo al fondo.
Plaza Dom Pedro IV
Calçada da Gloria
Bajamos la avenida para, pasando por la Plaza de la Alegría, subir hasta el mirador de San Pedro de Alcántara por la Calçada da Gloria. Si subes por esta calle, podrás disfrutar de unas increíbles vistas, teniendo de foto el elevador amarillo que llega hasta el mirador y que te deja unas fotografías impresionantes.
Una vez en el mirador aprovechamos para descansar y disfrutar de la panorámica de toda la ciudad, con unas vistas privilegiadas del castillo, la catedral y el Tajo.
Volvimos al barrio Alto para recorrer la Rua Rosa y acabar en el arco de entrada, de color rosa. De ahí volvimos a la Plaza del Carmen para subir al mirador de Santa Justa y disfrutar de las vistas de toda la zona Baixa. Comenzaba el atardecer y las luces que había dejaban un spot increíble. Antes de que cerrase, bajamos a la librería Bertrand - Chiado, la librería operativa más antigua del mundo, y damos un paseo por su interior.
Paseamos hasta la Plaza de Comercio para disfrutar del atardecer y ver más tranquilamente los edificios amarillos que rodean la plaza y caminar por el suelo empedrado y tomar fotos.
Pero no podíamos despedir el día sin ver el atardecer en un mirador, así que caminamos hasta el Mirador de la Señora del Monte, uno de los puntos más altos de la ciudad, desde donde disfrutamos uno de los mejores atardeceres del viaje.
En mi opinión es uno de los mejores miradores de la ciudad, desde el que disfrutas de increíbles vistas del castillo, el Tajo y toda la zona Baixa y Chiado, y con el atardecer puedes ver cómo las luces caen sobre los edificios cada vez con más inclinación hasta que desaparecen.
Esa noche cenamos en la zona de barrio Alto, donde hay una variedad increíble de locales. Probamos por primera vez los pasteles de bacalao, una delicia típica de Lisboa.
Plaza do Comercio
Mirador de la Señora del Monte
Si visitas Lisboa, es imprescindible que te guardes un día para visitar Sintra, una localidad que se encuentra a escasos 20 Km pero que esconde unos increíbles palacios y castillos y un Parque Natural que merece mucho la pena recorrer.
Como al mejor manera para viajar a Sintra desde Lisboa es en tren, fuimos a desayunar a la Fábrica da Nata, una pastelería con varios locales en la ciudad, y con uno cerca de la estación de trenes. Los pasteles estaban muy sabrosos y si subes a tomártelos a la primera planta, podrás disfrutarlos desde un precioso balcón decorado con azulejos con unas vistas privilegiadas de la Rua Augusta.
El tren a Sintra tarda apenas 40 minutos. Y una vez allí puedes explorar el pueblo o subir al Palacio Da Pena y recorrer los castillos y palacios cercanos. Nosotros nos decantamos por subir al Palacio Da Pena.
Nota: Para visitar el Palacio puedes sacar entradas para visitar los jardines y algunas estancias del palacio, o comprar otra que también incluye una visita por el interior. Nosotros sacamos la primera y pudimos disfrutar y explorar muchísimo del Palacio y nos sobró tiempo para otras actividades. Si quieres visitar el interior te recomendamos que saques las entradas con tiempo, que se suelen agotar bien temprano.
Jardines del Palacio da Pena, Sintra
Palacio da Pena, Sintra
Una vez en el Palacio, recorrimos la capilla y los increíbles miradores que tienen de todo el parque natural y subimos a las torres y muros que lo rodean. Estuvimos explorando todos sus rincones y descubriendo los motivos arquitectónicos de la fachada que simbolizaban elementos del mar.
Pero no puedes visitar el Palacio sin dar un paseo por los increíbles jardines, llenos de vegetación de los cinco continentes y con pequeños lagos llenos de cisnes y algún que otro pavo real. Y para descubrir todos sus rincones de una manera amena, desde el Palacio dan acceso a una aplicación móvil que te indica un camino para recorrer los jardines, haciendo que te pares en los puntos más emblemáticos a realizar una tarea. Si las completas todas, en la tienda del palacio te darán un pequeño souvenir. Hicimos el recorrido, disfrutando de la calma y belleza de los jardines y al final conseguimos ese pequeño regalo.
Explorados todos los rincones del Palacio da Pena, bajamos por el parque natural hasta la Quinta da Regaleira.
Los caminos se encuentran en perfecto estado. Es verdad que físicamente hay que hacer un esfuerzo considerable, pero merece la pena caminar al lado del Castillo de los Mouros y atravesar Villa Sassetti, tal como hicimos. Allí descansamos y disfrutamos de la hermosa arquitectura del edificio y de los jardines llenos de flores y vides que la rodean.
Durante la bajada, también podrás disfrutar de una vista privilegiada del Palacio Nacional de Sintra con sus dos chimeneas tan emblemáticas.
Una vez en el pueblo, fuimos caminando hasta la Quinta da Regaleira, una finca imprescindible de visitar si viajas a Sintra.
Villa Sassetti
Palacio Nacional de Sintra
Nada más entrar te dan un mapa con los puntos de interés que puedes encontrar. La primera para fue la capilla, llena de símbolos religiosos y masónicos. Avanzamos por el camino que atraviesa los jardines, pasando por la torre da Regaleria, con unas impresionantes vistas del complejo, hasta llegar al pozo iniciático.
El pozo iniciático es sin duda el principal atractivo de toda la quinta. Se trata de una torre invertida, que se adentra en el suelo y que puedes recorrer, bajando hasta 27 metros para luego adentrarte en unas grutas subterráneas que te llevan a varios puntos diversos de toda la finca. Una experiencia llena de misterio y simbolismo que nos encantó.
Aprovechamos para pasar por varias grutas y túneles subterráneos, escondidos por todo el complejo, algunos incluso rodeando lagos y bastante escurridizos. La última parada fue el Palacio da Regaleira, con multitud de habitaciones llenas de símbolos masónicos y náuticos y rodeadas por balcones con increíbles vistas de Sintra y de los jardines.
Una vez explorada la Quinta da Regaleira, fuimos caminando hasta el casco histórico de Sintra. Pero antes de perdernos en sus calles, hicimos parada en Casa Piriquita, confitería clásica donde puedes degustar algunos de los mejores traveseiros, queijadas y pasteles de Sintra de todo el país.
Ya en el pueblo, nuestra primera parada fue el Palacio Nacional de Sintra, con sus imponentes dos chimeneas gigantes a la entrada y rodeada por una terraza con vistas a todo el Parque Natural. Luego estuvimos caminando por las estrechas y pintorescas calles, llenas de encanto y con algunos puntos increíbles desde donde disfrutar del Parque Natural.
Pozo iniciático
Palacio da Regaleira
Recomendación: A pesar de que lo hace la mayoría de la gente, es mejor subir por la mañana al Palacio da Pena, porque por la tarde suele ponerse nuboso y las vistas de los alrededores, desde el palacio, no serían tan impresionantes.
Una vez terminada la visita por la zona histórica de Sintra, volvimos a Lisboa justo para poder disfrutar de un increíble atardecer desde el Mirador de Santa Justa. Desde allí pudimos disfrutar de unas maravillosas vistas de toda la zona Baixa.
Ya de noche, estuvimos paseando por la Rua Augusta y por la Plaza de Comercio y disfrutando de los lisboetas, la tuna y los grupos que tocaban música en vivo a lo largo de toda la calle.
Para terminar el día, cenamos en Uma, una marisquería con un único plato: su arroz caldoso. Una comida impresionante y un local muy recomendable. Eso sí, te recomendamos ir con reserva para evitar quedarte sin mesa. Su fama es merecida y suele estar bastante concurrido.
En nuestro cuarto día por la capital portuguesa, madrugamos para poder hacernos una foto en uno de los puntos más icónicos de toda la ciudad: La Rua do Bica. Una pintoresca calle con un gran desnivel y un tranvía amarillo. Al fondo se encuentra el Tajo. Las calles con azulejos en sus fachadas, se convierte todo en un espectacular fondo para tomar una de las mejores fotos que puedes conseguir en Lisboa.
Luego fuimos caminando hasta la Plaza de Comercio para coger allí el tranvía 28 que nos dejaría en el mirador de Gracia. Esta línea de tranvía es una de las más famosas y concurridas por los turistas y nos tocó esperar bastante hasta que pasó uno vacío.
Barrio de Alfama
Montarse en el tranvía es una experiencia que no puedes perderte si vienes a Lisboa. Son uno de los elementos más conocidos de la ciudad. Pero no lo recomendamos como modo de transporte principal, ya que andando tardas menos y muchas veces va concurrido de turistas. Eso sí, el camino que hicimos hasta subir al mirador fue una auténtica fantasía, atravesando algunas de las calles con más encanto de toda Alfama.
Nos bajamos en la Plaza de Gracia, donde nos paramos un rato a ver los puestos de bisutería de un mercadillo que habían montado. Y de ahí nos dirigimos al mirador. Y rápidamente se convirtió en uno de nuestros miradores favoritos de la ciudad.
Tienes una panorámica privilegiada de Chiado y la zona Baixa y muy cerca el castillo de San Jorge. Al fondo puedes disfrutar del Tajo y el puente 25 de Abril.
Aprovechamos para visitar la Iglesia de Gracia, que si bien no nos llamó mucho ala tención, sí que lo hizo el claustro del convento colindante. Un remanso de paz en medio de la ciudad y con algunas salas increíbles, como el refectorio rodeado de unos azulejos muy elaborados.
Otro de los encantos del mirador de Gracia es su privilegiada localización en Alfama. Nosotros seguimos una ruta perdiéndonos por las pintorescas calles de esta parte de la ciudad y es algo que recomendamos hacer. Descubrimos rincones encantadores y muy fotogénicos, bajando por la Calçada da Graçay y recorriendo la Rua Sao Tomé, la Rua do Salvador y explorando la Rua das Escolas Gerais.
Mercadillo de Santa Clara
Panteón nacional
Mirador de Gracia
Seguimos paseando por las estrechas calles de Alfama hasta llegar a la Iglesia de San Vicente de Mora, un impresionante templo con un interior ricamente decorado. Y nada más salir merece mucho la pena pasear por el Arco Grande de Cima, un punto muy fotogénico. Y si lo visitas en sábado, como hicimos nosotros, encontrarás un mercadillo de Santa Clara donde encontrar todo tipo de artículos vintage y souvenirs.
Aprovechamos para pasear por el mercadillo y acabamos en el Panteón Nacional, un histórico edificio con una imponente arquitectura. Y lo que mas nos gustó fue subir desde el panteón hasta el castillo de San Jorge, pasando por edificios llenos de azulejos y perdiéndonos en el laberinto de históricas calles y empinadas escaleras.
Una vez en el Castillo de San Jorge, edificio que ha sido testigo de multitud de históricos momentos de la ciudad, queríamos visitar principalmente dos puntos dentro del conjunto.
En primer lugar nos dirigimos al mirador, desde el que teníamos unas sobrecogedoras vistas de absolutamente toda la ciudad. Pasamos bastante rato ahí, mientras nos rodeaban los pavos reales que andan libres por el castillo, tomando fotos e intentando adivinar qué edificios y monumentos estábamos observando desde las alturas.
El segundo punto icónico del castillo son sus murallas y torres, desde las cuales disfrutar no sólo de una vista de 360º y completamente limpia de toda la ciudad, sino también poder recorrer historia viva de la ciudad. Mientras explorábamos las murallas, descubrimos uno de los puntos más increíbles de todo el viaje: unas estrellas escaleras que bajaban hasta una torre sobre la Costa do Castelo. Nuestra recomendación es que bajes hasta mitad de las escaleras para poder disfrutar de una panorámica mágica de toda la ciudad.
Mirador del Castillo de San Jorge
Línea 28 de tranvía, atravesando las estrechas calles de Alfama
Nada más salir del castillo visitamos la antigua iglesia del mismo y luego aprovechamos para pasear por las calles circundantes. Caminamos un poco más por Alfama hasta llegar a un pequeño pero encantador bar donde comimos el mejor bacalao de toda la ciudad: Velha Taberna. Además se encuentra justo en el centro de Alfama y con unas vistas privilegiada de la Rua das Escolas Gerais y del tranvía 28 que la atraviesa continuamente.
Después de comer hacemos parada en una de las Pastelerías que es obligatorio visitar si vienes a Lisboa: Alfama Doce. Con multitud de dulces típicos en Portugal, probamos unos pasteles de nata y unos traveseiros espectaculares.
Nuestro paseo por Alfama seguiría visitando dos de los miradores más famosos: El Mirador de Puerta de Sol y el de Santa Lucía. Este último es especialmente famoso por los azulejos y el encantador balcón, así como el jardín llenos de buganvilias que le dan una nota de color. Sin embargo nos defraudó porque se encontraba muy concurrido y las vistas de la zona baja de Alfama no eran tan espectaculares como en otros miradores.
Bajamos la calle por el arco azul hasta descubrir la casa dos Bicos, edificio singular y emblemático que actualmente alberga la Fundación José Saramago. Finalmente llegamos hasta la Sé, la catedral de Lisboa. Entramos unos momentos a disfrutar de su calma y tranquilidad y pudimos disfrutar de su arquitectura románica y sobria.
Casa dos bicos (arriba) y tranvía por Alfama (debajo)
Mirador de Puerta de Sol
Bajamos a la Plaza de Comercio para pasear a orillas del Tajo y disfrutar del ambiente de los bares a la orilla y de los lisboetas haciendo deporte. Al llegar al Jardín de Roque Gameiro, subimos hasta el mirador de Santa Catalina. La subida es dura y las vistas tampoco merecen mucho la pena, a pesar de tener cerca el puente y el Cristo Rei.
Desde allí nos dirigimos a uno de los puntos que más nos gustó de toda Lisboa. Tomamos un Bolt hasta el monumento de Cristo Rei, lo que nos permitió, por una parte, atravesar el Puente del 25 de Abril, toda una experiencia y por otra llegar mucho más rápido y barato al monumento que si hubiésemos cogido el transporte público.
Estuvimos caminando alrededor de la imponente escultura basada en el Cristo redentor de Río de Janeiro, que abre sus brazos hacia la ciudad de Lisboa. Caminamos alrededor del recinto hasta llegar al Mirador da Quinta da Arealva, un pequeño balcón a nivel del mar, al lado de una casa abandonada llena de grafitis y en ruinas, donde se filmó una escena de la serie La Casa de Papel.
Aunque las vistas desde allí son impresionantes, merece mucho la pena caminar a lo largo de la orilla del Tajo y pasar la lonja para llegar a Jardim do Rio, un extenso jardín a orillas del Tajo desde donde disfrutar uno de los mejores atardeceres. Tendrás unas vistas privilegiadas de toda la ciudad y nosotros llegamos a ver la Torre de Belém y el monumento a los descubrimientos.
Es un plan muy local con música en vivo y varios restaurantes pintorescos en las cercanías, a orillas del río. Una experiencia mágica que merece mucho la pena hacer.
Santuario de Cristo Rei
Puente 25 de Abril
Para ponerle el broche al día, cuando ya había anochecido seguimos dando un paseo por la orilla hasta llegar al Faro de Cacilhas, una estructura roja bastante emblemática de Almada y que marca el punto más estrecho de todo el estuario.
En el puerto cogimos el ferry que nos devolvió a Lisboa y una vez desembarcados, aprovechamos la tranquilidad de la noche para pasear por la zona Baixa y Chiado.
Pastéis de Belém
Si vienes a Lisboa es imprescindible visitar el barrio de Belém, famoso por sus pastéis de Belém, únicos en todo el mundo que se hacen con la receta original, la torre de Belém o el Monasterio de los Jerónimos.
Nuestra primera parada fue la Pastelería Pastéis de Belém, famosa por ser la única del mundo que tiene la receta original para hacer este delicioso postre. Llegamos pronto y fue una muy buena idea porque no tuvimos que hacer cola y pudimos dar un paseo dentro del recinto, disfrutando de la decoración con azulejos que tienen algunas de sus salas.
Desayunamos pasteles de Belém, los mejores de todo el viaje, así como traveseiros y queijadas. Todo estaba delicioso y fue un acierto total.
La segunda parada del día, apenas a 5 minutos caminando desde la pastelería, fue el Monasterio de los Jerónimos, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Recomendación: Es mejor sacar allí las entradas, ya que al llegar te tocará igualmente hacer cola, de modo que no dependerás de una hora determinada para entrar y podrás planificar con más flexibilidad tu visita.
Después de hacer cola durante bastante tiempo, conseguimos entrar y disfrutar del impresionante claustro, con una arquitectura manuelina, llena de símbolos náuticos. Con sus dos pisos, estuvimos más de una hora disfrutando de la tranquilidad que allí reina, tomando fotos y perdiéndonos entre las columnas y balcones que hay. No había audioguía ni carteles en el recorrido, así buscamos información sobre la historia del Monasterio y las leyendas y curiosidades que reinan entre sus paredes, algo que os recomiendo hacer para aprovechar al máximo la experiencia.
Al salir quisimos visitar la iglesia, pero sólo abre por la tarde, una vez hayan acabado los oficios.
Dimos un paseo por el jardín Praça do Imperio, antiguo huerto del Monasterio, que aún conserva algunas de las plantaciones que tenían los monjes. Y caminamos por la Rua Bartolomeu Dias hasta llegar a la Torre de Belém, monumento Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y símbolo de la Era de los Descubrimientos. Esta impresionante torre que entra dentro del Tajo, supone una vista increíble llena de símbolos marítimos. Sus paredes doradas y su increíble estructura nos encantó y pasamos bastante tiempo disfrutando de su vista y de la panorámica del río, descansando desde el jardín da Torre de Belém.
Monasterio de los Jerónimos
Torre de Belém
Nota: Al igual que en el Monasterio, no hay paneles ni audioguías para conocer la historia o las leyendas que hay en torno a la Torre. Así que lo buscamos en internet. Nos pareció muy curiosa la curiosidad de que en una esquina se puede encontrar una escultura de un rinoceronte, símbolo del que le regaló el rey Manuel I al Papa, siendo uno de los primeros de estos animales en verse en Europa. Te reto a que lo encuentres.
Después de disfrutar largo rato de la Torre, nos dirigimos, caminando por la orilla del río, hasta el Monumento de los Descubrimientos. Este enorme e imponente monumento conmemora la historia de Portugal y sus logros, especialmente la exploración marítima que llevaron a cabo.
Nos encantó ver la forma de carabela de la estructura, con multitud de personajes de todo tipo alrededor de la piedra: Soldados, nobles, monjes, intelectuales ... Nos encantó visitarla, por su estructura impresionante y por lo que simboliza de la historia y la cultura portuguesa.
Cuando el hambre apretaba, nos dirigimos a LX Factory, un complejo cultural y creativo formado por multitud de tiendas, restaurantes y espacios de arte. Se trata de un espacio, justo debajo del Puente 25 de Abril, donde antiguamente había fábricas, pero que al cerrarse se convirtió en un vibrante espacio multiusos. Dimos un paseo mientras disfrutábamos de música en vivo y explorábamos los puestos que encontrábamos. Si quieres conocer un lugar moderno, lleno de arte contemporáneo y con un ambiente increíble, este es tu sitio. Además, en los foodtrucks y restaurantes que hay podrás pararte, como hicimos nosotros, para descansar y comer algo.
Monumento a los Descubrimientos
LX Factory
Y antes de poner punto y final al viaje, teníamos marcados algunos puntos del mapa que queríamos visitar.
Callejeamos por la ciudad hasta llegar a la Basílica de la Estrella, una Iglesia enorme, ricamente decorada, con un interior que invita a la calma. Nos gustó especialmente la fachada, custodiada por dos impresionantes torres a los laterales.
Nuestra siguiente parada se encontraba justo delante de la Basílica: El Jardín de la Estrella. Un oasis de naturaleza y paz cerca del centro de la ciudad y lleno de lisboetas que quedan allí por la tarde. Mientras paseábamos por los caminos de su interior, pudimos ver a locales haciendo todo tipo de planes.
Para terminar, bajamos por la Calçada da Estrela para llegar al Palacio de São Bento, edificio histórico neoclásico que sirve actualmente como sede del parlamento portugués. Se encuentra en una posición privilegiada, con una vista impresionante de las calles de alrededor. Nos encantó visitarlo aunque sólo fuera por fuera, porque pudimos disfrutar de una impresionante fachada y tuvimos la suerte de poder ver el cambio de guardia.