En tan solo cinco días en Bélgica, nos sumergimos en la fascinante historia de este país único. Exploramos ciudades que parecían sacadas de cuentos, viajando en el tiempo a través de calles medievales llenas de encanto. Cada paso nos llevaba a nuevos rincones mágicos. Además, no podíamos dejar de probar su exquisita gastronomía y, por supuesto, disfrutar con sus mundialmente famosas cervezas artesanales. ¡Una experiencia inolvidable para todos los sentidos!
Casas de los gremios en la Gran Place
Para aprovechar bien el día, cogimos el primer vuelo de la mañana.
Llegamos bien pronto a Bruselas y aprovechamos para dar un paseo por algunos de los puntos más icónicos antes de dejar las cosas en el apartamento. En primer lugar atravesamos el Monte de las Artes y disfrutamos de las vistas desde su terraza. Luego paseamos por la zona del Sablon para bajar hasta la Grand Place y admirar sus edificios clásicos y la arquitectura del ayuntamiento, franqueado por su gran torre.
Recomendación: La Grand Place es, probablemente, el punto de interés turístico más visitado en toda Bruselas. Si quieres disfrutarlo y tomar fotos sin mucha gente, es recomendable ir temprano, sobre las 8-9 de la mañana, antes de que lleguen las excursiones y los free tours.
Nuestro paseo matutino terminó visitando el mural de Tintín y el Manekken Pis, que ese día lo habían vestido con la camiseta de la selección belga de fútbol.
Pero nuestro objetivo del primer día era visitar Amberes, así que, después de dejar las cosas en el apartamento, cogimos un tren dirección a esa ciudad. Las conexiones de trenes en Bélgica funcionan bastante bien y en apenas media hora estábamos en la ciudad de los diamantes.
La primera parada obligatoria fue su imponente estación de trenes, con un vestíbulo majestuoso rematado por una impresionante cúpula. Es más que recomendable, una vez que salgas de la estación y te dirijas por la avenida De Keyselei hacia la catedral, echar la vista atrás para contemplar cómo se erige imponente.
Antes de comenzar a explorar la ciudad, fuimos a comer a uno de los restaurantes más icónicos y curiosos de la ciudad: Het elfde Gebod. No sólo conocido por sus riquísimos mejillones o por la carbonade flamade. Lo que representa a este local es que por todas las paredes y estanterías hay multitud de figuras de santos de la Iglesia que dan un aspecto peculiar y único. Muy recomendable si visitas Amberes.
Terminada la comida, comenzamos un tour guiado por la ciudad, que empezaría desde Tenieerplats y que nos llevaría por los puntos más emblemáticos de la ciudad mientras conocíamos su historia. La primera parada fue la estatua de Beeldhouwwerk van Anthoon Van Dyck, rodeada por múltiples tiendas de diamantes. Posteriormente entramos en Stadsfeestzaal, un centro comercial que antaño fue una gran sala de fiestas y que aún mantiene parte de su estructura antigua.
Estatua de Beeldhouwwerk van Anthoon Van Dyck
Torre de la Catedral de Amberes
Nos dirigimos al palacio donde vivió Napoleón: Koninklijk Paleis, que sigue manteniendo la misma arquitectura de aquella época. Y aprovechamos para hacer una parada en una chocolatería que se encuentra en su interior y que es una de las más famosos de todo el país: The chocolate Line.
Como era fin de semana, pudimos ver abierta la antigua bolsa de la ciudad, usada en la actualidad para organizar eventos. Nuestro siguiente punto fue la plaza custodiada por la Iglesia de San Carlos de Borromeo y la biblioteca municipal. En la plaza se pueden encontrar pequeños bares pintorescos donde pararse a tomar una cerveza.
Y como no podía ser de otra manera, el tour nos llevó a una de las visitas obligatorias de la ciudad: La Catedral de Amberes. Con una imponente torre coronada con relojes dorados en cada lateral, se encuentra en una plaza donde también podemos encontrar una escultura bastante famosa: La del perro y el niño.
Pero aún faltaba por visitar el que nos pareció el lugar más bonito de toda la ciudad: La Grote Markt. Rodeada por casas señoriales y un imponente Ayuntamiento, en el centro encontrarás las Brabofontein, representando el mito que da el nombre a la ciudad.
Y no nos podíamos despedir de la ciudad sin visitar el Castillo Steen, a orilla del río Escalda. Una fortaleza medieval que se encuentra en muy buen estado, con impresionantes vistas panorámicas del río y un testimonio de la rica historia de la ciudad.
Grote Markt y Brabofontein
Todos los días aprovechamos para, de camino a la estación central, hacer una parada para ver el Manekken Pis con la vestimenta que le tocara ese día y disfrutar de la Grand Place sin mucha gente.
Pero el destino de nuestro segundo día de viaje era la histórica y conocida ciudad de Gante. Como ya hemos comentado, los trenes en Bélgica funcionan genial y en apenas media hora habíamos llegado a la ciudad.
Desde bien temprano decidimos dar un paseo por la ciudad, pasando por el mercado de flores y hasta llegar al casco antiguo. Allí descansamos en la plaza de Sint-Baafsplein, con unas impresionantes vistas de la torre Belfort y la Catedral.
Al mediodía comenzamos un tour de la ciudad justo delante del Ayuntamiento de la ciudad, histórico edificio, muestra de varios estilos arquitectónicos. Allí nos contaron algunas ciudades sobre la ciudad, como la importancia que tiene su universidad, entre las mejores del mundo, o que en esta ciudad nació Carlos V de Alemania y I de España.
La siguiente parada fue la esquina de la torre Belfort con el Mammelokker, una escultura legendaria cuya interesante leyenda te recomiendo que leas en este artículo.
Torre Belfort
Calle Korenlei a orillas del río Lys
Después de hacer parada delante de la catedral (y que nos recomendaron encarecidamente que la visitásemos), nos dirigmos hacia el puente de Sint-Michielsbug, pasando por delante de la Iglesia de San Nicolás, con su imponente torre. Desde el puente hicimos parada para admirar por fuera las vidrieras de la Iglesia de San Miguel, edificio impresionante a orillas del río Lys colindante con un antiguo edificio que antaño fue el hospital de la ciudad.
Bajamos del puente a orillas del río para conseguir una de las postales más bonitas y famosas de toda la ciudad, con las tres torres más importantes de la ciudad alineadas. (Iglesia de San Nicolás, torre Belfort y torre de la Catedral). Aprovechamos el spot para observar los edificios antiguos e históricos de la calle Graslei, antiguas casas de los gremios que aún mantienen ciertas esculturas en sus fachadas, que permiten identificarlos.
Caminamos a lo largo de la orilla hasta llegar a la Groetenmarkt, donde varios puntos de interés nos esperaban. En primer lugar, la plaza en sí misma. Hacía buen día y se podían ver algunas mesas de bares de la plaza, así como pequeños puestos vendiendo arte y complementos. El segundo lugar icónico era el antiguo mercado de la carne. A día de hoy está cerrado por obras que se están realizando, aunque en el pasado fue uno de los edificios más importantes de la ciudad. Y no podemos dejar de mencionar un lugar bastante concurrido: la fritería Frituur Bij Filip, con las mejores patatas fritas de la ciudad. Sin duda muy recomendable probarlas, especialmente con estofado de carne encima o con la salsa andalouse, la más querida por los belgas.
Nota: Las patatas fritas belgas son uno de los platos más típicos del país. Pero hay que recalcar que no son vegetarianas. Lo que las hace especiales es la doble fritura que tienen, primero en aceite y luego en grasa animal.
Iglesia de San Miguel
Casas a orilla del río Lys
La siguiente parada del tour nos cogió a todos por sorpresa: La Graffitistraat. Para evitar la proliferación de grafitis por toda la ciudad, se habilitó una calle para que la gente pudiese pintarlos de manera legal y sin dañar otros edificios. El resultado es una calle muy colorida y concurrida y un punto de interés turístico que merece la pena visitar.
Al cruzar la calle acabamos en Vrijdamarkt, una céntrica plaza de la ciudad, rodeada de multitud de restaurantes y cervecerías, entre la que cabe destacar Dulle Griet. Este local se ha hecho famoso porque permiten probar una cerveza local y artesana de un litro con la condición de que dejes uno de tus zapatos en la barra, a modo de garantía, evitando así que te lleves el pintoresco vaso donde la sirven.
Finalmente nos dirigimos al castillo Gravensteen, el cual es asaltado una vez al año por estudiantes. Allí nos contaron una de las leyendas más bonitas de toda la ciudad. Si quieres saber su historia, te recomiendo que la leas en este artículo.
Durante el tour habíamos pasado por la friterie más famosa de toda la ciudad: La friturie Bij Filip. Fuimos a probarla y fue todo un acierto, aunque eso sí, es tan famosa que tocó hacer cola.
Recomendación: La salsa más típica entre los belgas para acompañar a las patatas fritas es la andalouse. Te recomiendo que la pruebes. También es bastante habitual pedirlas con estofado de carne por encima.
Por recomendación de un local, acabamos en la cervecería Het Waterhuis aan de Bierkant. Imprescindible visitarla si vas a Gante. En primer lugar, por su ubicación a orillas de un canal y con vistas preciosas de la ciudad. En segundo lugar, será el único lugar donde podrás probar una de las cervezas artesanales más típicas de la ciudad, y sin duda, mi favorita de todo el país: la Klokke Roeland. Eso sí, tiene una graduación muy alta. Cuidado con tomar varias.
Castillo Gravensteen
Postal de las tres torres de la ciudad
Para almorzar nos había recomendado varios restaurantes a orillas del canal principal. Acabamos en De Graslei, donde puedes degustar a buen precio mejillones y carbonade flamande, mientras disfrutas a orillas del canal.
Mientras caía la tarde, aprovechamos para visitar algunos puntos que nos habían parecido impresionantes durante el tour. En primer lugar, la Catedral de Gante. En mi opinión es la catedral más impresionante de todo el país, con un púlpito espectacular y lleno de detalles, y unas vidrieras que te sorprenderán. La siguiente parada fue la Iglesia de San Nicolás, dividida en dos zonas, permitía visitar una exposición de arte contemporáneo que albergaba en su interior.
Y para terminar nuestra visita por Gante, dimos un último paseo por el canal hasta el castillo mientras comíamos un gofre de Lieja.
Aprovechando que en Junio anochece bastante tarde y teníamos muchas horas de sol, nada más llegar a Bruselas cogimos el metro en dirección al Atomium, símbolo de la ciudad y del país. Una estructura arquitectónica que representa un cristal de hierro. Y que impresiona por sus increíbles dimensiones, dominando el Parc de Laeken.
Recomendación: A pesar de que se encuentra algo lejos del centro, el monumento es impresionante y merece mucho la pena visitarlo. Además, está rodeado por un parque con bastante vegetación y vale la pena dar un pasea con el Atomium de fondo.
En nuestro tercer día en Bélgica, vistamos su ciudad más conocida: Brujas. En tren desde Bruselas apenas se tarda una hora.
Llegamos bastante pronto para tener oportunidad de dar un paseo antes de que llegasen las primeras excursiones.
Nuestra primera parada fue la Catedral de Brujas. Una joya arquitectónica con un púlpito y unas vidrieras impresionantes. Aunque lo que más me llamó la atención fueron los tapices y las pinturas que había en los laterales y que eran increíbles.
Apenas una calle separa la catedral de la plaza principal de Brujas, rodeada por impresionantes edificios que antiguamente pertenecían a los gremios, así como por el campanario blanco que domina la plaza.
El Provincial Hof y el Museo de historia de Brujas cierran este impresionante lugar, en el que aprovechamos para disfrutar de la arquitectura y tomar unas cuantas fotos.
Torre del campanario de brujas desde Rosary Quay
Antes de comenzar el tour guiado, seguimos dando un paseo hasta la playa del Ayuntamiento y de ahí hasta la esquina de Rosary Quay, donde se encuentra la postal más famosa de la ciudad. Y desde allí fuimos paseando hasta Chocolate Brothers, una de las chocolaterías de más prestigio de toda la ciudad y muy recomendable para hacer un receso y probar algunas de las tabletas y bombones que tienen.
Una vez de vuelta en la plaza central, comenzó nuestro tour guiado, muy recomendable de hacer si visitas la ciudad, sobre todo porque así podrás conocer la historia de Brujas y aprenderás multitud de curiosidades y leyendas. En primer lugar explicaron la historia de sitios tan emblemáticos como el Provincial Hof y el Museo de historia de Brujas, así como de la estatua que preside la plaza.
Entramos en el campanario de Brujas y nos explicaron las distintas fases de construcción de la torre, que se ven claramente en tres estilos distintos. Atravesamos un callejón para llegar a De Burg. Allí jugamos a intentar adivinar los personajes de la fachada del Ayuntamiento, donde se encuentra María de Borgoña, una mujer con una historia increíble que acaba enlazándose con Felipe el Hermoso y con la historia de España. Cabe destacar que en esa misma plaza se encuentra la Basílica de la Santa Sangre más pequeña del mundo donde, se dice, se guarda una tela con la sangre de Cristo.
Casas gremiales de la Grand Place de Brujas
Ayuntamiento de Brujas
Nos movemos hasta Rosary Quay y después de una obligada parada para fotografías, llegamos hasta el Gruuthusemuseum, el que fuera un antiguo palacio de un noble que se hizo rico vendiendo especias para la cerveza. Bordeamos la Iglesia de Nuestra Señora de Brujas, famosa por albergar un cuadro de Michelangelo. Y desde allí haremos una breve parada en una chocolatería para probar las deliciosas y típicas trufas de la ciudad.
Nuestras dos últimas paradas del tour fueron el Begijnhofbrug y el propio beguinario. En el primero, puente de acceso al beguinario, no sólo teníamos una estampa preciosa de la ciudad con el canal de fondo, sino que nos contaron la historia de por qué hay tantos cisnes en los canales de Brujas. Si sientes curiosidad por conocerla, puedes leerla en este artículo.
Acabamos en el beguinario, donde nos contaron la historia de las beguinas, mujeres que pertenecían a un movimiento laico religioso en la Edad Media y que vivían juntas en los beguinarios, pequeños pueblos dentro de las ciudades que contaban con casas, iglesia, jardines y otros edificios comunales.
Aprovechamos que el cansancio apretaba para descansar y tomar unas cervezas artesanales en uno de los sitios que más recomendamos de Brujas: The Beerwall. Se trata de una cervecería que se encuentra justo en la típica postal de Rosary Quay, donde podrás disfrutar de una inmensa cantidad de cervezas a orillas del canal.
Una chica que llevaba varios años viviendo en Brujas nos recomendó que comiésemos en De Vloamse Trine, un restaurante en el centro pero no muy atestado de turistas, donde se degustamos la mejor carbonade flamande de todo el viaje. Sin duda lo recomendamos para comer en Brujas.
Canales de Brujas
Iglesia de Nuestra Señora de brujas desde el puente Bonifacio
Antes de que se hiciera más tarde, fuimos a la basílica de la Santa Sangre a ver el paño con la sangre de Cristo, pero con la mala suerte de que ya no estuviera en exposición.
Nota: El vial, que es la reliquia más preciada de la basílica, sólo lo exponen a determinadas horas. Si estás muy interesado en visitarlo, consulta en la entrada de la basílica las horas a las que estará expuesto.
Como queríamos hacer un plan alternativo a lo que suelen hacer todos los turistas, compramos un gofre y nos dirigimos dando un paseo hasta la puerta Kruispoort, antigua puerta de la ciudad. Una vez allí, dimos un paseo, bordeando el canal, por el parque Kruisvert, disfrutando de los inmensos molinos de viento que se encuentran encima de algunas colinas. Un plan que nos encantó. Si tienes tiempo, no dudes en disfrutar de un paseo por esta zona.
Ya de vuelta a la estación, hicimos una última parada en el Puente Bonifacio, uno de los rincones con más encanto de la ciudad y que está rodeado por multitud de leyendas, que te cuento en este artículo. Un imprescindible que vale la pena visitar por la tarde, cuando hay menos turistas y la luz le da un aspecto mágico.
Nuestro cuarto día en Bélgica tenía como objetivo conocer la capital, Bruselas. Habíamos escuchado valoraciones bastante neutras de la capital y mucha gente decía que no tenía mucho que ver, pero personalmente creo que se equivocaban. le sacamos bastante partido a los dos días que la visitamos e hicimos muchísimos planes que se salían de lo turístico.
Nuestra primera parada del día fue para conocer la catedral de Bruselas, icono religioso y monárquico del país y con unas impresionantes vidrieras. Al salir aprovechamos para subir hasta el Parque de Bruselas y dar un paseo por sus jardines, concurridos por muchos locales que aprovechaban la zona para hacer deporte y descansar.
Habíamos reservado un tour por la ciudad, plan muy recomendable que nos ayudó a poner en contexto su historia y descubrir algunos puntos icónicos.
Comenzábamos en la Grand Place, donde nos explicaron su historia, los símbolos ocultos en las fachadas de las casas gremiales y multitud de curiosidades sobre el edificio y la torre del Ayuntamiento, edificio simbólico de la plaza.
Nota: Las casas y bares de la Gran Place han sido frecuentados en el pasado por personajes tan relevantes como Karl Marx o Víctor Hugo, lo que añade más historia e importancia al lugar.
Grand Place
Parque de Bruselas
En una calle que da acceso a la Plaza se encuentra la escultura de La muerte de Everad 't Serclaes, relieve que recuerda a este héroe local que lideró la liberación de la ciudad contra los flamencos. Hay multitud de leyendas sobre la escultura y los numerosos detalles que la componen. Si sientes curiosidad por conocerlos, te recomiendo que los leas aquí.
La siguiente parada fue el Manneken Pis, histórica escultura de un niño haciendo pis y que conmemora a todos los niños con cuya orina se trataba el cuero durante el medievo.
Paseamos hasta la bolsa de Bruselas, una de las grandes sorpresas del tour no sólo por su historia y por todos los símbolos que la rodean, sino también por su belleza, siendo uno de los edificios más increíbles de la ciudad. Tiene una terraza con acceso gratuito y con unas vistas bonitas de la Grand Place y alrededores.
La siguiente parada fueron las galerías reales, una atracción de la ciudad con un impresionante techo acristalado y varias tiendas de lujo, chocolaterías y joyerías.
Recomendación: En las galerías reales hay multitud de chocolaterías, algo más caras que el resto que encontrarás en la ciudad. Pero hay una que recomiendo especialmente probar, Mary Chocolatier, donde encontrarás una impresionante variedad de trufas artesanales. Merece la pena probar la trufa de chocolate rosa rellena de champagne.
Catedral de Bruselas
Estatua a la entrada de la Bolsa de Bruselas
Subimos a la catedral y allí nos cuentan la historia de Bélgica con el Congo y el genocido que el rey Leopoldo cometió allí. Historia negra de Bélgica que mucha gente desconoce pero que explica parte de la cultura y riqueza del país.
El tour terminó en el Monte de las Artes, famosa terraza con unas vistas bastante atractivas de la ciudad.
Nos habían recomendado subir al rooftop del Ayuntamiento actual de Bruselas, un impresionante edificio de cristal en el centro de Bruselas. Con acceso gratuito y uno de los edificios más altos de todo el centro, tiene unas vistas de 360º de toda la ciudad. Si quieres conseguir una postal completa de la ciudad, éste es tu sitio.
Nos tomamos unas cervezas y comemos en Fritland, uno de los locales más famosos de toda Bruselas, donde pedimos su plato más emblemático: la Metralleta, un bocadillo de hamburguesa con patatas fritas y muchísima salsa al gusto. Un bocadillo contundente con el que habrás comido todo el día.
Nos habíamos reservado la tarde para hacer un plan del que habíamos oído mucho y que fue de las cosas que más me gustó de todo el viaje: La ruta del cómic por Bruselas. En multitud de paredes de toda la ciudad hay dibujadas escenas de cómics tan conocidos como Lucky Luck, Astérix y Obelix o Tintín, entre otros. Una manera muy divertida de conocer otros rincones de la ciudad y apta para toda la familia.
Mural de Astérix y Obélix
Iglesia de Nuestra Señora en el Sablon
Acabamos en el Palacio de Justicia, que después de 40 años sigue de obras y con andamios en la fachada, con unas vistas muy recomendables de la ciudad y coronada por su famosa noria.
Dimos un paseo por la zona de Sablon, con sus edificios majestuosos y pintorescas plazas, hasta llegar a la Iglesia de Nuestra Señora en el Sablon, con unas vidrieras impresionantes.
Recomendación: Si visitas la iglesia, cosa que te recomiendo, aprovecha y visita Pl. du petit Sablon 12, un pequeño jardín con una fuente con una decoración recargado y con un ambiente encantador para descansar y recargar pilas.
Seguimos paseando hasta el Parque de Bruselas. Nos sorprendió ver muchísima gente local haciendo deporte o simplemente tumbados en el césped, jugando a las cartas, charlando y en definitiva, disfrutando del buen tiempo. Un plan distinto pero muy típico entre los bruselenses.
Nuestra última parada del día fue en el Delirium Café, donde podrás disfrutar de una Delirium Tremens bien tirada, una de las cervezas más famosas del país, en un icónico establecimiento decorado con multitud de temáticas. A la entrada se encuentra la escultura de Jeanneke Pis, que representa una chica orinando, complementando a la famosa Manekken Pis.
Entrada al Parlamento Europeo
Nuestro último día lo pasábamos también en Bruselas.
Y no nos podíamos ir de la capital sin visitar el distrito europeo y sus principales edificios. Así que reservamos una visita en el parlamentarium y otra en el hemiciclo. Las visitas son completamente gratis y te dan una audioguía para que no pierdas detalle. Si te interesan, solo tienes que reservar tus entradas aquí.
Nota: En todas las estaciones de tren de Bélgica hay lockers a precios muy asequibles, de manera que vale la pena usarlos para dejar tu equipaje y aprovechar para descubrir las ciudades.
Nuestra primera parada fue el Parlamentairum Europeo. Es el centro de visitas oficial del Parlamento Europeo, en el que a través de una audioguía puedes conocer la historia de la Unión Europea de una manera dinámica y divertida. Conocerás también las principales iniciativas y comisiones que hay, algunos de los proyectos más relevantes y podrás informarte sobre los diputados europeos que hay de cada país. Se trata de un plan alternativo que, sobro todo si eres europeo, te ayudará a entender la sociedad y la política actual.
La segunda parada fue el hemiciclo. También nos dieron una audioguía que iba explicando la utilidad del edificio en el que se reúnen los parlamentarios, cómo se organizaban las distintas comisiones, qué tipo de decisiones se tomaban allí ... Una manera dinámica de entender la toma de decisiones en Europa.
Hemiciclo Europeo
Arco del Triunfo del Parque del Cincuentenario
Atravesamos la zona europea dando un paseo y descubriendo todos los edificios de comisiones que había por todos lados. Finalmente acabamos en el Parque del Cincuentenario, uno de los parques más emblemáticos y hermosos de Bruselas, concurrido por locales que van allí a practicar deporte o a descansar y presidido por un majestuoso arco del triunfo que indudablemente visitamos.
Y para terminar el viaje, antes de coger el avión, dimos un último paseo por los spots que más nos habían gustado de la ciudad: El Mannekken Pis, La Grand Place, el Monte de las Artes y la Iglesia de Nuestra Señora en el Sablon.