Bayona, en el País Vasco francés, es una ciudad vibrante con una rica mezcla de historia, cultura y belleza natural.
Fue nuestra primera parada de nuestro roadtrip por la costa suroeste de Francia y si os somos sinceros, no teníamos altas expectativas, a pesar del rico pasado histórico de la ciudad. Y sin embargo, nos fuimos completamente encantados de Bayona.
En un día da tiempo de sobra a conocerla y explorar los principales puntos de interés y empaparse de su rica cultura y gastronomía. No puedes perderte el jamón de Bayona, producto típico de la ciudad por excelencia.
Catedral de Santa María
Catedral de Santa María. La majestuosa Catedral de Santa María en Bayona, una joya gótica que cautiva con su impresionante arquitectura y su impresionante claustro. Este emblemático monumento, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, ofrece una experiencia espiritual y cultural inolvidable.
Fue uno de nuestros puntos favoritos de toda la ciudad, tanto por su interior ricamente decorado como por la tranquilidad que desprendía.
Ciudadela de Bayona. Esta fortaleza del siglo XVII que brinda vistas panorámicas y una inmersión en la historia militar de la ciudad. Su estructura histórica y su entorno natural ofrecen un paseo lleno de historia y belleza. Aunque no pudimos visitar su interior, sus murallas son sorprendentes y chocan con la arquitectura vasca de los edificios de alrededor. Una combinación que da aún más encanto a la ciudadela.
Pasear por la Rue Augusta. La Rue Augusta es la calle principal de la ciudad. En sus laterales encontrarás desde tiendas de ropa y accesorios hasta restaurante o lugares de venta de productos locales. El lugar perfecto para dejarse empapar por el ambiente local. Nos gustó especialmente explorarla a mediodía, cuando estaba más concurrida y el ambiente era más animado. Al final de la calle se encuentra la plaza de Luis Pasteur, rodeada por encantadoras terracitas y donde pudimos disfrutar varias veces de música en vivo.
Visitar el Jardín Botánico. Este oasis de calma, lleno de vegetación tanto exótica como local, es de entrada gratuita y supone una visita más que recomendada si vienes a Bayona.
Mercado de Bayona
Castillo Viejo
Descubrir el Castillo viejo (Château Vieux). Esta fortaleza medieval, característica por sus robustas murallas, es legado vivo de la rica historia de la ciudad. Aunque no pudimos visitarlo porque a día de hoy sigue siendo una base de la gerdanmerie, nos encantó pasear a su alrededor y disfrutar de su imponente estructura.
Mercado de Bayona. Se trata del mejor exponente de los productos de temporada y locales y un vibrante centro neurálgico alrededor del cual se encuentran multitud de restaurantes. Uno de nuestros lugares favoritos de la ciudad, tanto por su encanto como por permitirnos descubrir la gastronomía de Bayona. Allí hicimos una parada para probar los champiñones rellenos de la región, así como el jamó de Bayona.
Iglesia de San Andrés. Una joya arquitectónica con una rica historia que refleja el encanto del estilo gótico. Su atmósfera serena y sus detalles históricos hacen de esta iglesia un punto de interés cultural en Bayona. Se encuentra justo delante de la ciudadela, a escasos minutos caminando del mercado, así que no hay excusa para no conocerla.
Paseando a orilla del río Nive
Iglesia de San Andrés
Pasear a orilla del río Nive. Custodiado por encantadoras casas de colores, es imprescindible dar un paseo a orillas del Nive y disfrutar del bullicio de las terrazas de los alrededores. Cruzar el Pont Marengo merece mucho la pena y deja una perspectiva muy bonita del Ayuntamiento y de la confluencia de los dos ríos de la ciudad, Nive y Adour.
Pasear a orillas del río Adour. El otro de los dos ríos de la ciudad y el más caudaloso. Si bien en las inmediaciones de Pont Saint-Espirit puedes encontrar preciosos bares donde tomar algo y disfrutar de la panorámica de la otra orilla, lo que más me gustó fue salir a correr a lo largo de las avenidad Marines y de l'Adour. COn una calzada en muy buen estado y un entorno natural rodeándote continuamente, es ideal para salir a correr, pasear o en bicicleta.
Atravesar la Poterne. Esta histórica puerta, con arquitectura medieval, es una oportunidad única para viajar al pasado. Separa el castillo viejo del jardín botánico. Me gustó poder atravesarla y sentir la historia de la ciudad, así como de caminar por encima de las murallas a las que daba acceso.
Rem Lachepaillet
Pont Saint-Espirit
Visitar el claustro de la catedral. Este remanso de paz es seguramente uno de los puntos más visitados de toda la ciudad. De acceso gratuito y en un estado excelente, es una parada obligatoria.
Pasear por Rem Lachepaillet. La gran sorpresa que descubrimos al callejear por Bayona. Se trata de una pequeña calle, que si bien no es muy transitada, está repleta de pequeñas casas muy coloridas y adornadas con multitud de flores. Un rincón especial donde tomar fotos espectaculares y disfrutar de la ciudad desde otra perspectiva.
Ver el atardecer desde el puente de Pont Saint-Espirit. El puente que separa las dos orillas del río Adour es el punto ideal para disfrutar de la puesta de sol. Especialmete bonita me pareció la plaza, justo al inicio del puente, donde se encuentra el carrusel y la estatu del cardenal Lavigerie y desde donde tienes una espectacular panorámica del Ayuntamiento y del río. Si el cielo está despejado, podrás disfrutar de una puesta de sol preciosa.